Si alguna vez te has preguntado cómo empezar a invertir, estás en el lugar correcto.
Lo que parece un concepto complejo, es más sencillo de lo que te imaginas. La inversión es, simplemente, la forma en que pones tu dinero a trabajar para que crezca con el tiempo, permitiéndote ser parte de tu propio éxito financiero.
El primer paso para invertir con confianza es sentar las bases de tu estrategia. Aquí te guiamos en los conceptos clave.
Tu punto de partida: ¿ahorrar o invertir?
El primer paso es crucial: entender la diferencia entre ahorrar e invertir.
- Ahorrar: Guardar dinero para metas a corto plazo o crear un fondo de emergencia. El objetivo es la seguridad y la disponibilidad inmediata.
- Invertir: Poner tu dinero a trabajar para que crezca con el tiempo. El objetivo es el crecimiento de tu capital a largo plazo, asumiendo un riesgo medido.
Tu estrategia debe considerar ambos, pero si buscas que tu dinero crezca de verdad, es momento de invertir.
Conoce tu brújula: define tu perfil de inversionista
Antes de elegir cualquier activo, necesitas conocerte a ti mismo. Tu perfil de inversionista es el mapa que guía tus decisiones y se define por dos factores clave:
| Pregunta clave | Propósito | |
| Horizonte de tiempo | ¿Cuándo necesitas este dinero? (¿Corto o largo plazo?) | Determina el tiempo en el que tu capital permanecerá invertido. |
| Tolerancia al riesgo | ¿Qué tan cómodo te sientes con las fluctuaciones en los precios? | Define el tipo de activos que te conviene tener en tu portafolio. |
La combinación de estos factores te ubicará en uno de estos tres perfiles:
- Prudente: Priorizas la seguridad y la estabilidad. Buscas proteger tu capital por encima de obtener grandes rendimientos. Tiendes a pensar en inversiones de corto o medio plazo.
- Moderado: Buscas un equilibrio entre riesgo y rendimiento. Estás dispuesto a tolerar fluctuaciones moderadas para obtener un mejor crecimiento en tus inversiones.
- Audaz: Priorizas el crecimiento y el rendimiento a largo plazo. Toleras la alta volatilidad y entiendes que el riesgo es parte del juego.
Entiende la regla de oro: riesgo y rendimiento
El riesgo financiero y los rendimientos se relacionan entre sí por una regla simple: a mayor riesgo, mayor puede ser el potencial de rendimiento o de pérdidas.
Ver que tus rendimientos cambian a corto plazo no significa que hayas tomado malas decisiones. Es solo la naturaleza del activo.
Tu escudo de seguridad: la diversificación
Diversificar significa distribuir tus inversiones entre diferentes activos para construir un portafolio sólido.
¿Por qué es tu escudo? Porque cuando el rendimiento de un activo baja, el de otro puede subir. Al distribuir tu capital, reduces el impacto que un solo activo volátil puede tener sobre la totalidad de tu portafolio.
Una estrategia de diversificación simple podría ser dividir tu portafolio y tener:
- Un porcentaje fijo: Esta sería la parte de tu capital dedicada a productos estables y de bajo riesgo.
- Un porcentaje variable: Esta sería la parte dedicada a activos con mayor potencial de crecimiento a largo plazo.
¡Toma el control! Crea tu estrategia con Bitso
El camino de la inversión es una maratón, no una carrera de velocidad. Para empezar a definir tu estratégia puedes:
- Definir tu perfil: ¿Eres prudente, moderado o audaz?.
- Establece tu base: Define la parte de tu capital que va a ir en opciones estables.
- Diversifica: No pongas todos tus huevos en la misma canasta.
- Mantén el foco: Crea tu estrategia a largo plazo y no te asustes por las fluctuaciones diarias, confía en tu planificación.
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